miércoles, 25 de julio de 2007

EL REINADO DE CARLOS SLIM


Enviado por: Lidia Liliana López Sánchez

Quienes se encuentran bajo la sombra de su poderosa dinastía y se empeñan en promover una frustrante competencia hacia las empresas más visibles de su imperio, afirman que su dominio se basa en una serie de complacencias de parte de todas las administraciones federales pasadas que se han mostrado ajenas al constante enriquecimiento de este empresario mexicano.
Quienes lo conocen de una manera más directa reconocen el desarrollado “olfato” para distinguir las excelentes oportunidades de negocio que se le presentan ya sea comprando o rescatando empresas bajo el conocido modelo de “comprar cuando todos venden y vender cuando todos compran”.
Lo que es un hecho es que Carlos Slim Helú, uno de los dos hombres más ricos del mundo ha levantado una serie de controversias y envidias que se sustentan con una serie de argumentos éticos, empresariales, bursátiles, pro-competitivos y de justicia social.
Sin embargo, todo ese “mal ambiente” que comienza a fortalecerse alrededor de Carlos Slim no sólo se concentra en México pues además de todos sus competidores nacionales, cada vez surgen más contrincantes de talla internacional que se han propuesto combatir “frente a frente” contra el empresario que tiene la trayectoria más exitosa de la década.

El más rico
Todo parece indicar que la presión sobre el famoso Ingeniero se fortificó en abril cuando la revista Forbes informó que ya ocupaba el segundo lugar dentro de la lista de los más ricos del mundo, solo 3 mil millones de dólares debajo de Bill Gates, el presidente de Microsoft.

La controversia creció cuando el pasado 3 de julio la agencia Reuters recuperó una nota de la revista electrónica mexicana Sentido Común en la cual se aseguraba que Carlos Slim se había convertido en el hombre más rico del mundo al atribuirle una fortuna personal de 67 mil 838 millones de dólares, superando los 56 mil millones de dólares atribuidos a Bill Gates por Forbes.
El informe de Sentido Común explicaba el movimiento de las fortunas de Slim y de Gates al tomar como base el desempeño en bolsa de las acciones de los portafolios personales de ambos empresarios; sin embargo, un día después, la revista electrónica aclaró que tal vez la estimación de las ganancias de Slim fueron sobrestimadas, pero advierte que difícilmente Gates podría alcanzar una fortuna mayor a los 62 mil 900 millones de dólares alcanzados por Slim Helú.

Asimismo, entre los círculos financieros corre la versión de que algunas publicaciones internacionales harán un ejercicio similar en el cual se confirmaría la supremacía de Slim.
Para los que quieren escucharlo, Carlos Slim siempre ha dicho que su llegada a las grandes ligas de Forbes no comenzó con la privatización de Teléfonos de México (Telmex) en 1991 pues ubica su éxito entre 1981 y 1982 cuando además de haber comprado a la compañía Cigarrera y Tabacalera Mexicana (Cigatam) pudo comprar otras empresas endeudadas a raíz de la crisis de 1982 y de la nacionalización bancaria.

Sin embargo Carlos Slim afirmó que “no todo es Telmex” pues afirma que su fortuna no se basa únicamente en la rentabilidad de la empresa telefónica.
Es más, durante su más reciente conferencia de prensa celebrada en marzo de este mismo año, el mismo Carlos Slim afirmó que a partir de la crisis de 1982 comenzó la adquisición de varias empresas que iban desde fábricas de aluminio y llantas, hasta refresqueras, cadenas de restaurantes o bancos. De paso, dijo que el gobierno de Carlos Salinas de Gortari no lo benefició en el proceso de privatización de Telmex.

No son pocos los que piensan que el empresario ha sacado provecho de una débil regulación y una tolerancia por parte de las autoridades mexicanas en torno a las prácticas anticompetitivas de diversas empresas de Slim en territorio nacional.
Uno de los principales críticos ha sido el ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, quien desde su paso por Avantel y ahora como presidente de Telefónica Móviles México ha luchado por abrir la competencia en el mercado de telecomunicaciones.

El pasado mes de marzo, en su única reunión formal con la prensa desde su regreso al sector privado, Gil Díaz dijo que “el problema no es el ingeniero Carlos Slim”, sino “la falta de una política pública que apoye la competencia”; pues además comentó que “mal haría si no aprovechará esas condiciones”.
Otro crítico a las empresas telefónicas de Slim en México es el actual subsecretario de Comunicaciones de la SCT, Rafael del Villar, quien desde su paso por el Banco de México ha insistido en que las tarifas telefónicas son muy altas pues no hay una competencia intensiva y que deberían haber bajado por lo menos 10 por ciento en los últimos ocho años. Además, en febrero de este mismo año, Del Villar resaltó la necesidad de que se permita incrementar la inversión extranjera en telefonía fija, para tratar de aumentar la competencia y reducir las tarifas del sector.

En otro frente, el presidente de la Comisión Federal de Competencia (CFC), Eduardo Pérez Motta, dijo hace unas semanas que antes de que concluya este año la institución podría iniciar una investigación para poder declarar la dominancia de Telmex y de América Móvil en sus respectivos mercados.

Al respecto, algunos legisladores han hecho eco de estos señalamientos pues los diputados José Luis Aguilera Rico de Convergencia, Miguel Ángel Jiménez Godínez de Nueva Alianza, Mauricio Ortiz Proal y Víctor Manuel Palma del PRI presentaron el pasado 13 de junio de 2007 una iniciativa de reforma a la Ley de Inversión Extranjera, la cual pretende aumentar la competencia en telefonía fija y servicios relacionados.

Según la exposición de motivos de la iniciativa, se afirma que se busca “crear un ambiente de verdadera competencia en la red fija de telefonía” pues “la eliminación de la barrera a la inversión en el sector busca evitar la insana concentración de mercado, cuyos efectos en los últimos años han afectado al amplio público usuario de los servicios telefónicos”.

Carlos Slim afirma estar a favor de la competencia pues es un estímulo y “lo hace a uno mejor”; sin embargo, lamenta que le hayan permitido entrar en España y que le acusen de no ser un promotor de prácticas competitivas pues afirma que “los ataques arrecian cuando vienen etapas de competencia”.

Pero la fama anticompetitiva del empresario le ha generado algunos traspiés en su excursión hacia otros mercados como lo prueba la fallida compra de la empresa estatal colombiana Telecom, pues aun cuando se había firmado un acuerdo preeliminar entre Telmex y el gobierno de ese país, las presiones internas y externas echaron abajo el acuerdo.

Otro dique a la expansión de Slim se verificó este mismo año en territorio europeo cuando Telefónica de España anunció la firma de un convenio para comprar a la empresa italiana Olimpia, controladora del 23.6 por ciento de las acciones de Telecom Italia. Según versiones de prensa, los accionistas de Olimpia habían llegado a un acuerdo previo con AT&T, América Móvil y Telmex para venderle el control de la empresa italiana, pero la presión de grupos empresariales locales frustraron la operación.

Muy pocos le creen pero dentro del proyecto de vida de Carlos Slim Helú no está ser el hombre más rico del mundo sino tratar de buscar que haya mejor salud, mejor educación y mejor empleo en América Latina y está convencido que para ello es necesario hacer crecer sus empresas, pues afirma que la pobreza no se combate con proyectos de caridad y asistencia.

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